Después de ver este estupendo documental sobre la historia de la escalada en el valle de Yosemite nos decidimos a escalar alguna via larga.
Sacamos de nuestra biblioteca un libro inspirador que nos condujera a alguna tapia fácil, equipada y apta para escaladores de nuestro nivel. Y encontramos Redován como un destino perfecto para ir en diciembre a escalar.
Conseguimos un objeto inspirador. La taza de los Lolos. Y la cara de Alex Honnold. A ver si poco a poco se nos pega algo de él.
Nos acercamos hasta el pie de vía y nos dimos cuenta de que en esta escuela alicantina las vías cuentan con una placa al pie de las mismas que te indican lo necesario para escalarlas. Los equipadores locales han hecho un gran trabajo.
Miramos el croquis y echamos a suertes con el tradicional piedra, papel o tijera quién empezaba con el primer largo.
Y empezamos a escalar. Paso a paso, muro a muro, latido a latido fuimos conquistando cada uno de los 9 largos. Nos dimos cuenta que la vía estaba preparada con un equipamiento suficiente para ir seguros y disfrutando de la escalada y a la vez con un regusto a clásica de esas que hacen los mayores.
Fuimos alternando los largos divisando al fondo las
poblaciones de la vega del Segura. El paisaje no es alpino ni natural pero ver las cosas desde arriba te aporta al menos un punto de vista diferente.
Aunque tampoco despreciamos la belleza de las flores de repisa.
Hasta llegar a la famosa travesía del octavo largo. Y disfrutamos del ambiente vertical que te proporciona un pasaje como este.
Escalamos también ese diedro que se ve al fondo y ya solo nos quedaban dos largos para cumbre.
Vimos desde arriba el pueblo de Redovan, sus huertas y sus pinos enfermos.
Vivimos la alegría al llegar a la cumbre
Al día siguiente volvemos a la carga con la vía Todos los Santos. Una via de 4 largos equipada con chapas azules. Un placer.
Y terminamos el fin de semana con más de 500m a la espalda, pensando en que vale la pena seguir entrenando para disfrutar de los placeres de la vida. Entre ellos, por supuesto, disfrutar de un fin de semana de escalada con amigos.