Mostrando entradas con la etiqueta Gran Muralla. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Gran Muralla. Mostrar todas las entradas

A Chángchéng (La Muralla China) en bicicleta

Por Ramiro Mena.

Aquel que no ha trepado a la Gran Muralla no es un verdadero hombre.
Mao Zedong

Cuando pensamos en China, una de las imágenes que se nos viene a la mente (al menos a mi) es la Gran Muralla. Aprovechando mi estancia por estudios en Beijing, lo había incluido en mi lista de lugares por visitar.

Una vez instalado en esta gran urbe, la siguiente pregunta fue: ¿Qué sección visitar? Tras un breve vistazo a la guía LP y tras hablar con Flore (una buena amiga que vivió aquí tiempo atrás), quedó descartado automáticamente Badaling por tener un turismo masivo. La siguiente opción en la lista era Mutianyu. Así que, empecé a buscar la manera de llegar ahí. 

Después de teclear “Beijing Great Wall”, fui a parar a la web TA (¿qué raro no?) y viendo las diferentes propuestas, hubo una fotografía que llamó inmediatamente mi atención (ver Figura 1). Era una sección en ruinas, con vegetación agreste y en medio de las aristas del monte. Su nombre es Jiankou, cuya traducción sería “Culetín o coca de Flecha” (Arrow nock en inglés), y hace referencia a su forma ya que se asemeja a la pieza en la que termina la parte posterior de una flecha. Pues nada más verlo me quedé asombrado y la pregunta de qué sección visitar se respondió automáticamente. 


Figura 1.  Sección de la Muralla China de Jiankou. Fuente [1]


Solucionada la pregunta del ¿qué?, la siguiente duda a resolver fue el ¿cómo? Al ser nuevo en la ciudad, lo más sencillo fue consultar al sabelotodo de GM, eso si, después de instalar el VPN respectivo, que también toca sortear la versión tecnológica de la Muralla China. Una vez localizado en el mapa la sección de Jiankou, me sorprendió lo relativamente cerca de su ubicación respecto a la capital (65 km dirección NE). Entonces, sopesé la opción de ir en autobús. Pero el hecho de no controlar el idioma local y terminar en un lugar desconocido en medio de la nada me hizo replantearme esta idea. Pero después me dije: ¿y si voy en bici?, lo peor que puede pasar es que me pierda por mis propios medios, pero en el mejor de los casos tengo un vehículo para regresar. Así que asunto decidido, iría pedaleando.

A los tres días de llegar a Pekín, invertí 190 CNY (el equivalente a 30 EUR) en una bicicleta de segunda mano muy básica (dos ruedas y dos pedales) ya que para los 6 meses que estaré aquí no me parece lógico invertir en una “nave espacial” y además, mi presupuesto estudiantil es limitado. Así que tan contento con bicicleta N5 (así se llama mi quinto caballo de metal), empecé a organizar la logística del viaje en mi tiempo libre después de la jornada en el laboratorio (el estudio es lo primero).

A veces suelo pecar de optimista, y en este caso más aún. Me dije, OK, si hay 65 km de distancia y una velocidad promedio aceptable pedaleando es 15 km/hora, necesito algo más de 4 horas para llegar a mi destino. Por lo tanto, en una jornada algo intensa, es factible realizar este viaje. Oh amigos míos, cuan equivocado estuve… en mi primer intento, tras organizar los mapas respectivos y estudiar la ruta (ver Figura 2), me lancé al ruedo. A la hora de empezar, la cadena de cambios reventó y me vi en medio de la nada con la cadena en las manos (efectos secundarios por comprar bicis de segunda mano, como se puede apreciar en la Figura 3). Por suerte esto es China, y aquí las cosas se arreglan de lunes a domingo. Tras caminar un poco encontré un puesto que sería una especie de mecánica ambulante de bicicletas (abundantes por aquí). Por el método universal de las señas, sumado un módico precio (20 CNY) y después de una hora, estuve de nuevo en el ruedo. 


Figura 2. Mapa general de la ruta. Fuente [2]

     



Figura 3. Intento 1. Izq) Empezamos bien…una cadena rota en la primera hora de viaje. Der) En el quirófano de bicis en medio de la avenida pública.

Una vez salvado el pequeño contratiempo mecánico, seguí pedalendo. Iba monitorizando el tiempo y el hecho de no tener GPS físico, me obligaba a detenerme con frecuencia para consultar los mapas descargados en el móvil. Eso sumado a que me perdí en un barrio donde estuve dando vueltas en círculo unos 30 minutos me hizo ver mi segundo error. Ir a 15 km/h es solo factible si conoces muy bien el camino y mi velocidad promedio era de 10 km/h, un tercio menos de lo calculado. 

Con este panorama seguí con el plan en modo cautela. Tras pasar por diferentes zonas de la ciudad pude llegar a las afueras de Beijing después de 4 horas de haber empezado el viaje (3 horas de pedaleo y 1 de visita al mecánico) y no tuve más opción que aceptar la realidad.  El viaje en una sola jornada a mi velocidad no era factible. Así que, me senté en un bordillo, almorcé tranquilamente y me di media vuelta.

El equivocarse siempre te brinda lecciones interesantes. En mi caso, aprendí que una estrategia más conservadora haría más llevadero el viaje. El nuevo plan se dividió en tres fases: 1) Llegar a la muralla, 2) Acampar en ella y 3) Regresar a casa. Reformulado el programa, tuve que conseguir la esterilla respectiva en el Decathlon de turno y buscar una nueva fecha.

Entre medias, un sábado, me encontré con Aaron, un amigo australiano de la Residencia que se ha tomado un año sabático de la carrera de abogado para estudiar chino y encontrar sus raíces en este país (es una larga pero interesante historia). Nos pusimos a conversar en medio del almuerzo y le comenté mi plan de ir a la sección de Jiankou en bicicleta. Sin dudarlo, se le iluminaron los ojos y me preguntó si podía unirse al plan. Oficialmente éramos dos locos rumbo a la muralla.

Al final la fecha elegida fue el fin de semana del 23 al 24 de abril. Empezamos a pedalear a las 10am y el objetivo era llegar entre las 16-17pm al destino. Aprovechando el hecho de que Aaron habla muy bien chino, optamos por hacer paradas frecuentes e interactuar con la gente local. Resulta que los sábados se organiza el mercado por la zona que transcurría nuestro camino. Había cosas muy curiosas, como alfombras hechas con el pelaje de perro o personas transportaban peces en una bolsa plástica colocada en la cesta delantera de la bicicleta, como si fuera una pecera móvil. Supongo que a un europeo lo que describo podría resultarle chocante, pero me recuerda mucho a los mercados en Ecuador (no por los artículos en venta, pero si por las formas).

Después de la parada técnica en el mercado (con el almuerzo respectivo) seguimos pedaleando hasta el siguiente barrio, donde compramos dos botellas extras de agua, ya que nos acercábamos a la zona donde llegué en mi primer intento y, al no saber qué nos esperaba después, optamos por tener líquido vital de reserva. El hecho de que dos extranjeros entren a una tienda en un barrio situado casi a las afueras de Beijing resulta curioso para los locales, más aún si uno de ellos habla chino de manera fluida. Cuando Aaron le comentó a la chica del establecimiento nuestro plan, no pudo evitar reírse y decirnos que eso estaba muy lejos. Pero quedamos en que, en nuestro camino de regreso, pararíamos para contarle qué tal nos fue en el viaje.


Figura 4. Triciclo motorizado que hace las veces de puesto de venta de plantas ornamentales en el mercado.

El viaje transcurrió sin novedades hasta el sitio que llegué en mi primer intento, además, al saber el camino, la ruta se hizo algo más corta. Oficialmente estábamos a las afueras de Beijing y las montañas se dejaban ver cada vez más cerca.

Durante la planificación del viaje pensé que habría una sección con cuestas pronunciadas, pero pasaban los kilómetros y con lo que nos encontramos fue con esa especie de “falsa cuesta” que, engaña a simple vista ya que parece llano, pero poco a poco va mellando el ánimo del ciclista y la estamina en las piernas. Cuando superas la mitad del recorrido sabes que ya no hay vuelta atrás. Solo queda una opción y se trata de pedalear.

Tras llegar al último poblado, debo confesar que no había contado que, después de pedalear los 65 km, había que subir ladera arriba casi hora y media (sorpresa :)), incluyendo escaleras de dudosa procedencia (ver  Figura 5). Pero como todo esfuerzo suele tener su recompensa, ese tiempo extra invertido hizo que llegásemos en el mejor momento, justo para disfrutar en primera fila de un imponente atardecer.

   

Figura 5. Hora de dejar la bicicleta y empezar a caminar monte arriba. Izq). El último poblado a lo lejos. Der) Escaleras en medio de la nada.



Figura 6. ¡Muralla a la vista!

El estar en medio de la Gran Muralla y ver la puesta de sol fue uno de esos momentos únicos, cuando la realidad es capaz de superar a la imaginación. Al colorido espectáculo visual se sumó el privilegio de estar solos en un sitio como ese. Una vez que el sol se ocultó, antes de que anocheciera por completo, escalamos hasta la siguiente torre y acampamos ahí. Aaron no tenía saco de dormir y solo llevó una chaqueta de invierno. Digamos que no durmió muy bien :S (yo le recomendé llevar un saco de dormir, que conste en acta, por favor). Por mi parte, pasé un poquito de frío, pero como dice el refrán, ¨sarna con gusto no pica¨. Para completar el paisaje, una luna casi llena iluminó lo que quedaba de jornada.

Cómo suele suceder, me levanto más temprano durante los días de vacaciones que entre semana.  A las 5am ya estábamos operativos y disfrutamos del paisaje del amanecer. Desayuno mañanero con unas vistas impresionantes y el sol apuntando directamente al rostro. ¿Qué más se puede pedir? Antes de regresar a la realidad me fui a recorrer la Muralla en dirección oeste y la verdad es que, aunque está en ruinas, se puede caminar sin problema, eso si, prestando algo de atención. Lo mejor es bordear la arista de la montaña y ver cómo serpentea la estructura a lo lejos hasta que se pierde en el horizonte.

De regreso a Beijing, terminamos agotados a nivel físico, pero contentos a nivel personal. La Muralla China merecía ser visitada de esa manera, a pulso. Creo que será un viaje que recordaré por mucho tiempo.



Figura 7. Disfrutando de los colores del atardecer en la Gran Muralla.


Figura 8. Definición personal de un hotel con vistas :)



Figura 9. Buenos días Gran Muralla.



Figura 10. Con las energías recargadas. Hora de pedalear de regreso a Beijing.



Figura 11. Bonus track. Pit stop para saludar de regreso en la tienda donde nos tildaron de locos xD.


To the Great Wall by bicycle from Ramiro MA on Vimeo.


Referencias

[1] Trip Advisor:
https://www.tripadvisor.com/Travel-g294212-c119304/Beijing:China:The.Great.Wall.Of.China.html
[2] Google maps: http://maps.google.es/

Barrancos zona centro. Barrancos Arbillas y Adrada

 Nos hemos llevado un gran sabor de boca  con estos dos nuevos descubrimientos Dos barrancos   en zona centro de Gredos . Sitio perfecto  pa...