Sin lugar a dudas, este corto pero intenso viaje por tierras y aguas de Lanzarote, se coloca entre los tres primeros ciclo viajes del equipo Tijuana. ¿Por qué?
A lo ya conocido por todos los amantes de los viajes en bicicleta y que no vamos a explicar, se ha sumado un `paisaje de película casi desconocido por nosotros, una temperatura de primavera en pleno diciembre, acampadas solitarias y lo que podía haber sido un elemento negativo "más cuestas de las previstas" al final ha sido una recompensa.
Gran acierto el recorrido establecido para empezar el viaje. El viento que estuvo más presente de la cuenta según nos decían los locales fue nuestro aliado o acompañante y no se convirtió en enemigo hasta los dos últimos días.
Día 1:
Para empezar recogimos las bicicletas de alquiler en Papagayo bike, en Costa Teguise (Zona turística sin interés ninguno). Bicicletas de montaña bastante aceptables sin las cuales ni por asomo hubiéramos podido transitar por las pistas y caminos llenos de piedras volcánicas que atravesamos.
A los 10 min. de dejar la tienda ya empezamos a disfrutar del paisaje solitario y peculiar que los volcanes han ido dejando paso en su camino.
La cosa empieza a prometer:
Los pueblos, preciosos. Casas blancas de una altura, que bajo el azul del cielo y del mar presentaban la típica estampa que todos alguna vez hemos anhelado encontrarnos.
Recorrimos pequeñas sendas para no separarnos de la costa , las cuales incluso nos hicieron bajarnos de la bicicleta por su estrechez y piedras.