Alto Alentejo by bike. Semana Santa 2017



Crónica de nuestro 5º viaje a Portugal en bicicleta en Semana Santa . Siendo fieles a esa zona tan maravillosa que se llama "Alentejo" pero para variar respecto a anteriores rutas esta vez nos fuimos para el norte, al "Alto Alentejo", como siempre no defraudó. 

Día 1: Desde Elvás hasta Aroche.

Como otras tantas veces  la Ciudad de Elvas nos sirve de punto de partida del viaje. La diferencia, que esta vez íbamos hacia el Norte y no hacia el Sur como nuestros viajes anteriores. Zona nueva y desconocida que  no defraudó. Portugal es un acierto seguro siempre.
Desde el principio tomamos carreteras sin tráfico que ni aparecían en el mapa en papel. Gracias a wikiloc pudimos ir enlazando una tras otra, sin perder la sensación de soledad en ningún momento.
Encinas , alcornoques y pueblos con encanto no nos dejarán hasta el final del viaje.


Preparando las bicicletas para comenzar el viaje


David, como siempre obsesionado con las fachadas de Portugal

Primera comida del viaje

Preparando la cena


Hotel de la primera noche



Bom día

Día 2:

Arrancamos el día hacia el Este.Nos acercamos a la sierra de Maomede y eso se nota: El paisaje cambia un poco, comienzan las cuestas  y aflora el granito portugués. Seguimos serpenteando  por carreteras sin tráfico para llegar a Portalegre a la hora justa para  comer (Los horarios portugueses son sagrados). Desde aquí rumbo al noreste. Nos costo  un poco encontrar un sitio para dormir pero como siempre, cuando parece que está todo perdido aparece un "cicloperfecto".



















Los eucaliptos,  único sitio para dormir

Fuego de campamento, como siempre




Tercer día 

Salimos dirección a  a Gaviao , donde llegamos justo para la hora de  comer. Después del café de rigor,  decidimos bajas al Tajo para valorar quedarnos a dormir allí.  Los cálculos fallaron y tras una buena siesta y desechar las opciones de ficar alli, nos toca  ascender lo descendido. Una vez en Gaviao seguimos por un preciosos valle. Esta vez apuramos demasiado para encontrar nuestro sitio para dormir y no fue hasta que estaba apunto de ponerse el sol que dimos con él, aunque la espera mereció la pena.









Bajando al Tajo







Día 4 

Esta fue la jornada más larga. Casi 90 km con las alforjas que al final del día pesaban.... El calor hacía de las suyas y la soledad del lugar hizo que nos quedáramos sin agua un buen rato hasta pasar por una población. No hubo más remedio que emular nuestros tiempos en bicicleta por Mali y tumbarnos debajo de una encina (El sustituto del baobab) a echar una buena siesta esperando que el calor  bajara un poco.








Llegada a Elvas del equipo Tijuana

Nuestra ruta con las zonas de pernocta en wikiloc



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Vía Verde del Tajuña en Patines

Haciendo un homenaje a nuestro querido maestro patinador Mois hemos decidido pasar una tarde diferente en la zona de la campiña madrileña.



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100% recomendable si te gusta patinar al aire libre y un poco  lejos de la boina. Entre semana es un lugar solitario y la pendiente es moderada, tanto para subir como para bajar.










Barranco Foz de la Canal inferior

Seguimos sacando algún rato para montar los vídeos de nuestra semana de barrancos por Pirineos en agosto de 2016. En esta ocasión tocó la Foz de la Canal Inferior, bonito barranco vertical y muy encadenado.





Lanzarote by bike



Sin lugar a dudas, este corto pero intenso viaje por tierras y aguas de Lanzarote, se coloca entre los tres primeros ciclo viajes del equipo Tijuana. ¿Por qué?

A lo ya conocido por todos los amantes de los viajes en bicicleta y que no vamos a explicar, se ha sumado un `paisaje de   película  casi desconocido por nosotros, una temperatura de primavera  en pleno diciembre, acampadas solitarias  y  lo que podía haber sido un elemento negativo "más  cuestas de las previstas"   al final ha sido una recompensa.

Gran acierto el recorrido establecido para empezar el viaje. El viento que estuvo más presente de la cuenta según nos decían los locales fue nuestro aliado o acompañante y no se convirtió en enemigo hasta los dos últimos días.

 Día 1:

Para empezar recogimos las bicicletas de alquiler en Papagayo bike, en Costa Teguise (Zona turística sin interés ninguno).  Bicicletas de montaña bastante aceptables sin las cuales ni por asomo hubiéramos podido  transitar por las pistas y caminos  llenos de piedras volcánicas que atravesamos.
A los 10 min. de dejar la tienda ya empezamos a disfrutar del paisaje solitario y peculiar que los volcanes han ido dejando paso en su camino. 



La cosa empieza a prometer:
Los pueblos, preciosos. Casas blancas de una altura,   que bajo el azul del cielo y del mar presentaban la típica estampa que todos alguna vez hemos  anhelado encontrarnos.
Recorrimos pequeñas sendas para no separarnos de la costa   , las cuales incluso nos hicieron bajarnos de la bicicleta por su estrechez y piedras.




Berlin- Usedom by bike, Summer 2016

Foto que podría ser un resumen del viaje..


Los post se van acumulando y todavía estaba este pendiente del verano. 20 días ciclando por Alemania, volando a Berlín, ruta Berlín-Usedom pasando por Polonia y luego parada otros cuantos días en el parque natural de Müritz-Nationalpark   ya de camino de vuelta hacia Berlín. 

En el finger, como ganado, esperando a embarcar en Ryan Air :)

Técnica patentada: como dormir durante un vuelo de dos horas sin que se caiga la cabeza hacia delante :)

Algo de lluvia en el norte y, con previos viajes a Alemania, nos sorprendió la frialdad de la gente de Alemania del este una vez que salimos de Berlín. Creo que fuimos los únicos españoles que estábamos por allí este verano, es una ruta que hace la gente local y no escuchamos castellano hasta la vuelta a Berlín después de dos semanas ciclando. Sin duda lo mejor los parques naturales, donde se podría estar ciclando todo el verano y cómo no, la maravillosa ciudad de Berlín, café a parte :)

Un par de días en Berlín disfrutando de la ciudad y preparando las bicis

El Berlín underground se presta para unos cuantos selfies :)





Estonia by bike


Viaje familiar (los gemelos y  el hermano mayor) por tierras de  Estonia. 12 días pedaleando tranquilamente desde la capital Tallín hasta la isla de Hiiumaa, donde decidimos que no hacía falta salir de ahí si habíamos llegado al paraíso: Bosques solitarios, playas idílicas y sin un edificio, zonas de acampada junto al mar, 24 horas de luz y buena compañía....

El track del viaje lo tenéis en wikiloc (por cierto, el mapa de Estonia tenia un nivel de detalle fabuloso en el que están indicadas todas las zonas de acampada, campings, pistas, etc.)


Por fin los tres hermanos viajando juntos...

Escala en Frankfurt, el reino de Lufthansa

Como ya sabemos lo "pesadilla" que puede ser embarcar tu propia bici en los aeropuertos españoles decidimos como otras veces en los viajes a Europa alquilar en Tallín en City Bike. Por un precio muy razonable teníamos unas Mérida de trekking que habíamos reservado con antelación. Eso si, el kit de herramientas un poco escaso y aunque el trato correcto tampoco fueron excesivamente majos.

Saliendo de City Bikes

Pedaleando por barrio histórico de Tallín

A Chángchéng (La Muralla China) en bicicleta

Por Ramiro Mena.

Aquel que no ha trepado a la Gran Muralla no es un verdadero hombre.
Mao Zedong

Cuando pensamos en China, una de las imágenes que se nos viene a la mente (al menos a mi) es la Gran Muralla. Aprovechando mi estancia por estudios en Beijing, lo había incluido en mi lista de lugares por visitar.

Una vez instalado en esta gran urbe, la siguiente pregunta fue: ¿Qué sección visitar? Tras un breve vistazo a la guía LP y tras hablar con Flore (una buena amiga que vivió aquí tiempo atrás), quedó descartado automáticamente Badaling por tener un turismo masivo. La siguiente opción en la lista era Mutianyu. Así que, empecé a buscar la manera de llegar ahí. 

Después de teclear “Beijing Great Wall”, fui a parar a la web TA (¿qué raro no?) y viendo las diferentes propuestas, hubo una fotografía que llamó inmediatamente mi atención (ver Figura 1). Era una sección en ruinas, con vegetación agreste y en medio de las aristas del monte. Su nombre es Jiankou, cuya traducción sería “Culetín o coca de Flecha” (Arrow nock en inglés), y hace referencia a su forma ya que se asemeja a la pieza en la que termina la parte posterior de una flecha. Pues nada más verlo me quedé asombrado y la pregunta de qué sección visitar se respondió automáticamente. 


Figura 1.  Sección de la Muralla China de Jiankou. Fuente [1]


Solucionada la pregunta del ¿qué?, la siguiente duda a resolver fue el ¿cómo? Al ser nuevo en la ciudad, lo más sencillo fue consultar al sabelotodo de GM, eso si, después de instalar el VPN respectivo, que también toca sortear la versión tecnológica de la Muralla China. Una vez localizado en el mapa la sección de Jiankou, me sorprendió lo relativamente cerca de su ubicación respecto a la capital (65 km dirección NE). Entonces, sopesé la opción de ir en autobús. Pero el hecho de no controlar el idioma local y terminar en un lugar desconocido en medio de la nada me hizo replantearme esta idea. Pero después me dije: ¿y si voy en bici?, lo peor que puede pasar es que me pierda por mis propios medios, pero en el mejor de los casos tengo un vehículo para regresar. Así que asunto decidido, iría pedaleando.

A los tres días de llegar a Pekín, invertí 190 CNY (el equivalente a 30 EUR) en una bicicleta de segunda mano muy básica (dos ruedas y dos pedales) ya que para los 6 meses que estaré aquí no me parece lógico invertir en una “nave espacial” y además, mi presupuesto estudiantil es limitado. Así que tan contento con bicicleta N5 (así se llama mi quinto caballo de metal), empecé a organizar la logística del viaje en mi tiempo libre después de la jornada en el laboratorio (el estudio es lo primero).

A veces suelo pecar de optimista, y en este caso más aún. Me dije, OK, si hay 65 km de distancia y una velocidad promedio aceptable pedaleando es 15 km/hora, necesito algo más de 4 horas para llegar a mi destino. Por lo tanto, en una jornada algo intensa, es factible realizar este viaje. Oh amigos míos, cuan equivocado estuve… en mi primer intento, tras organizar los mapas respectivos y estudiar la ruta (ver Figura 2), me lancé al ruedo. A la hora de empezar, la cadena de cambios reventó y me vi en medio de la nada con la cadena en las manos (efectos secundarios por comprar bicis de segunda mano, como se puede apreciar en la Figura 3). Por suerte esto es China, y aquí las cosas se arreglan de lunes a domingo. Tras caminar un poco encontré un puesto que sería una especie de mecánica ambulante de bicicletas (abundantes por aquí). Por el método universal de las señas, sumado un módico precio (20 CNY) y después de una hora, estuve de nuevo en el ruedo. 


Figura 2. Mapa general de la ruta. Fuente [2]

     



Figura 3. Intento 1. Izq) Empezamos bien…una cadena rota en la primera hora de viaje. Der) En el quirófano de bicis en medio de la avenida pública.

Una vez salvado el pequeño contratiempo mecánico, seguí pedalendo. Iba monitorizando el tiempo y el hecho de no tener GPS físico, me obligaba a detenerme con frecuencia para consultar los mapas descargados en el móvil. Eso sumado a que me perdí en un barrio donde estuve dando vueltas en círculo unos 30 minutos me hizo ver mi segundo error. Ir a 15 km/h es solo factible si conoces muy bien el camino y mi velocidad promedio era de 10 km/h, un tercio menos de lo calculado. 

Con este panorama seguí con el plan en modo cautela. Tras pasar por diferentes zonas de la ciudad pude llegar a las afueras de Beijing después de 4 horas de haber empezado el viaje (3 horas de pedaleo y 1 de visita al mecánico) y no tuve más opción que aceptar la realidad.  El viaje en una sola jornada a mi velocidad no era factible. Así que, me senté en un bordillo, almorcé tranquilamente y me di media vuelta.

El equivocarse siempre te brinda lecciones interesantes. En mi caso, aprendí que una estrategia más conservadora haría más llevadero el viaje. El nuevo plan se dividió en tres fases: 1) Llegar a la muralla, 2) Acampar en ella y 3) Regresar a casa. Reformulado el programa, tuve que conseguir la esterilla respectiva en el Decathlon de turno y buscar una nueva fecha.

Entre medias, un sábado, me encontré con Aaron, un amigo australiano de la Residencia que se ha tomado un año sabático de la carrera de abogado para estudiar chino y encontrar sus raíces en este país (es una larga pero interesante historia). Nos pusimos a conversar en medio del almuerzo y le comenté mi plan de ir a la sección de Jiankou en bicicleta. Sin dudarlo, se le iluminaron los ojos y me preguntó si podía unirse al plan. Oficialmente éramos dos locos rumbo a la muralla.

Al final la fecha elegida fue el fin de semana del 23 al 24 de abril. Empezamos a pedalear a las 10am y el objetivo era llegar entre las 16-17pm al destino. Aprovechando el hecho de que Aaron habla muy bien chino, optamos por hacer paradas frecuentes e interactuar con la gente local. Resulta que los sábados se organiza el mercado por la zona que transcurría nuestro camino. Había cosas muy curiosas, como alfombras hechas con el pelaje de perro o personas transportaban peces en una bolsa plástica colocada en la cesta delantera de la bicicleta, como si fuera una pecera móvil. Supongo que a un europeo lo que describo podría resultarle chocante, pero me recuerda mucho a los mercados en Ecuador (no por los artículos en venta, pero si por las formas).

Después de la parada técnica en el mercado (con el almuerzo respectivo) seguimos pedaleando hasta el siguiente barrio, donde compramos dos botellas extras de agua, ya que nos acercábamos a la zona donde llegué en mi primer intento y, al no saber qué nos esperaba después, optamos por tener líquido vital de reserva. El hecho de que dos extranjeros entren a una tienda en un barrio situado casi a las afueras de Beijing resulta curioso para los locales, más aún si uno de ellos habla chino de manera fluida. Cuando Aaron le comentó a la chica del establecimiento nuestro plan, no pudo evitar reírse y decirnos que eso estaba muy lejos. Pero quedamos en que, en nuestro camino de regreso, pararíamos para contarle qué tal nos fue en el viaje.


Figura 4. Triciclo motorizado que hace las veces de puesto de venta de plantas ornamentales en el mercado.

El viaje transcurrió sin novedades hasta el sitio que llegué en mi primer intento, además, al saber el camino, la ruta se hizo algo más corta. Oficialmente estábamos a las afueras de Beijing y las montañas se dejaban ver cada vez más cerca.

Durante la planificación del viaje pensé que habría una sección con cuestas pronunciadas, pero pasaban los kilómetros y con lo que nos encontramos fue con esa especie de “falsa cuesta” que, engaña a simple vista ya que parece llano, pero poco a poco va mellando el ánimo del ciclista y la estamina en las piernas. Cuando superas la mitad del recorrido sabes que ya no hay vuelta atrás. Solo queda una opción y se trata de pedalear.

Tras llegar al último poblado, debo confesar que no había contado que, después de pedalear los 65 km, había que subir ladera arriba casi hora y media (sorpresa :)), incluyendo escaleras de dudosa procedencia (ver  Figura 5). Pero como todo esfuerzo suele tener su recompensa, ese tiempo extra invertido hizo que llegásemos en el mejor momento, justo para disfrutar en primera fila de un imponente atardecer.

   

Figura 5. Hora de dejar la bicicleta y empezar a caminar monte arriba. Izq). El último poblado a lo lejos. Der) Escaleras en medio de la nada.



Figura 6. ¡Muralla a la vista!

El estar en medio de la Gran Muralla y ver la puesta de sol fue uno de esos momentos únicos, cuando la realidad es capaz de superar a la imaginación. Al colorido espectáculo visual se sumó el privilegio de estar solos en un sitio como ese. Una vez que el sol se ocultó, antes de que anocheciera por completo, escalamos hasta la siguiente torre y acampamos ahí. Aaron no tenía saco de dormir y solo llevó una chaqueta de invierno. Digamos que no durmió muy bien :S (yo le recomendé llevar un saco de dormir, que conste en acta, por favor). Por mi parte, pasé un poquito de frío, pero como dice el refrán, ¨sarna con gusto no pica¨. Para completar el paisaje, una luna casi llena iluminó lo que quedaba de jornada.

Cómo suele suceder, me levanto más temprano durante los días de vacaciones que entre semana.  A las 5am ya estábamos operativos y disfrutamos del paisaje del amanecer. Desayuno mañanero con unas vistas impresionantes y el sol apuntando directamente al rostro. ¿Qué más se puede pedir? Antes de regresar a la realidad me fui a recorrer la Muralla en dirección oeste y la verdad es que, aunque está en ruinas, se puede caminar sin problema, eso si, prestando algo de atención. Lo mejor es bordear la arista de la montaña y ver cómo serpentea la estructura a lo lejos hasta que se pierde en el horizonte.

De regreso a Beijing, terminamos agotados a nivel físico, pero contentos a nivel personal. La Muralla China merecía ser visitada de esa manera, a pulso. Creo que será un viaje que recordaré por mucho tiempo.



Figura 7. Disfrutando de los colores del atardecer en la Gran Muralla.


Figura 8. Definición personal de un hotel con vistas :)



Figura 9. Buenos días Gran Muralla.



Figura 10. Con las energías recargadas. Hora de pedalear de regreso a Beijing.



Figura 11. Bonus track. Pit stop para saludar de regreso en la tienda donde nos tildaron de locos xD.


To the Great Wall by bicycle from Ramiro MA on Vimeo.


Referencias

[1] Trip Advisor:
https://www.tripadvisor.com/Travel-g294212-c119304/Beijing:China:The.Great.Wall.Of.China.html
[2] Google maps: http://maps.google.es/

Barrancos zona centro. Barrancos Arbillas y Adrada

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